viernes, 3 de enero de 2014

El miedo aliado

Miedo: 1. m. Perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario.
               2. m. Recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea.”


Muchas personas creen que el miedo es aquello que tienes que alejar de tu vida. Entrenar durante años y convertirte en el mejor lanzador de peso, el que gana competiciones y consigue la medalla de oro en los JJOO casi sin despeinarse. ¿De verdad es necesario alejarse del miedo?

Personalmente, no sólo creo que no sea necesario, sino que además es contraproducente. Estoy convencida que aquella pesa que dejas escapar de tus dedos, a mitad del vuelo y cuando tu ya estás de espaldas mirando un nuevo horizonte, se convierte en un boomerang. Un boomerang que vuelve y toca tu ser, retorciéndose entre tu piel, creando nuevos miedos arraigándose en todo aquello que puedes llegar a dar. Convirtiéndose así en la fuerza más poderosa del mundo. De tu propio universo. Un miedo que se muda de lugar para convertirse en la capa invisible que te rodea. Una tela invisible, negra, tupida… Indestructible.

El miedo tiene que ir de tu mano. O tú tienes que ir de la mano del miedo. Cogerlo cuando más te asusta. Hacerlo fuerte. Una de las maneras es aliarte con las lágrimas que éste provoca, las cuestiones de tu mente, las pocas ganas de vivir. Alíate y atrapa tu propio miedo con las manos, sin vacilar ni un solo instante. Es la única forma de vencerlo, dejándote ayudar por él. Necesitamos sentir la sensación de miedo para poder avanzar en la vida. No lo sueltes… En cuanto lo hagas te caerás, tropezarás en el mismo obstáculo que te pone día a día. Haz que sea el amigo que te ayuda a coger carrerilla para saltar la valla de metal que tienes en una carrera de 100 metros valla. Y cuando consigas acabar, sigue con él de la mano. Entonces será tu mejor aliado. Para siempre.


Siempre me he imaginado el miedo como aquel humo que se forma en la cocina el día que decides tirar la casa por la ventana y cocinar langostinos. Sólo se disuelve con un buen extractor, pero una vez disuelto tienes la recompensa de haber aguantado minutos de humo espeso rodeándote.  El extractor… esa fuerza que sacas para absorber a aquello que más temes. Aquel poder que tenemos todos en respirar nuestro propio miedo y transformarlo en un ave fénix. Un fénix que no eres más que tu mismo. 

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